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Desde hace ya unos años, se habla de esa tecnología llamada realidad virtual. La realidad virtual, o VR, provee a un usuario de un conjunto de entornos 3D con los que puede interactuar, generando una experiencia inmersiva y con un sinfín de usos prácticos.

Fundamentalmente, sus dos puntos clave son la sensación de presencia y la interacción con los elementos artificiales que se han generado. Mediante la manipulación de esos entornos 3D, somos capaces de representar situaciones realistas en las que, además de no correr ningún tipo de peligro, solo se necesitan unas gafas de VR.

La finalidad de contar esto es cómo se aplica a nuestro campo, y cómo podemos aprovecharlo de manera eficiente: en la terapia, con Psious desarrollamos un entorno visual individualizado y adaptado a las necesidades de cada paciente, lo que podemos resumir en una atención a la salud mental completamente personalizada, segura y efectiva, y por tanto, una gran mejora en la prevención, evaluación y tratamiento de los problemas de salud mental.

¿Cómo ayuda la realidad virtual al diagnóstico?

En la medicina actual, más de un 35% de los problemas de salud mental son difíciles de detectar y de diagnosticar. Con la realidad virtual, se hace mucho más sencillo localizar cualquier tipo de signo, dado que evalúa los comportamientos que consideramos extraños en tiempo real. Actualmente, se utiliza principalmente en trastornos de estrés postraumático (TEPT) y en los test de navegación para el Alzheimer, así como en diferentes tipos de ansiedad, vértigo, TDAH e incluso traumatismos cerebrales.

Ventajas e inconvenientes del uso de la realidad virtual

Adentrándonos un poco más en esta tecnología, encontramos diferentes puntos muy a favor de su empleo:

— Se trata de una técnica no invasiva y totalmente segura, en la que la exposición al entorno es diseñada de forma personalizada y controlada en todo momento. También proporciona al paciente una mayor privacidad, aislándolo al mismo tiempo de posibles estímulos externos.

—Mediante la modificación constante de las posibles condiciones del ambiente, puede alcanzar ciertas configuraciones estimulares de difícil acceso, facilitando también el autoentrenamiento y el sobreaprendizaje, puesto que el estímulo a estudiar no se encuentra condicionado a ocurrir en la vida real.

—El paciente tiene un papel activo y participante, en el cual puede decidir abandonar la simulación en cualquier momento o valorar sus propias respuestas estimulares.


Sabemos que, en ocasiones, puede resultar algo complicado adaptarse al principio, y por eso nosotros proponemos realizar sesiones cortas, de entre 10 y 15 minutos, con descansos.

¿Cómo aplicaremos la realidad virtual a la terapia?

Hay diferentes modelos de aplicación, basándonos en la experiencia y las necesidades de cada paciente.

Terapia de exposición

Utilizando un estímulo temido, el afrontamiento gradual al mismo originará una habituación, y al final, una extinción de la respuesta negativa del paciente.

Desensibilización sistemática

Mediante la relajación sensorial, se inhiben las respuestas emocionales condicionadas por un determinado estímulo.

Técnicas de control de la activación

Usando cuatro entornos (respiración diafragmática, relajación muscular, imaginería y mindfulness), el paciente logra regular su activación. Resultan ideales para la presentación de la VR.

Reestructuración cognitiva

Los profesionales evalúan el contenido de pensamientos y creencias desadaptativas del paciente, y son capaces de intervenir con el fin de modificarlos.

Mindfulness

Es capaz de tratar aspectos comunes a distintos trastornos. El profesional es capaz de determinar la capacidad perceptiva y el desempeño del paciente ante distintas situaciones, reconociendo y tratando el trastorno correspondiente.

¿Te queda alguna duda?

Ya que se trata de un tratamiento completamente nuevo en el campo, es normal que aparezca cierta reticencia o incredulidad. Nosotros os resolveremos las más comunes.

¿Y si no logro una inmersión completa?

En estos casos, se recomienda parar y reanudar la terapia tras un descanso. Necesitamos que el paciente se concentre en la visualización.

¿Podría causarme algún tipo de malestar?

Algunas clases de terapia pueden causar malestar en el paciente al percibir estímulos desagradables. Esto, sin embargo, es un indicador de que la terapia está funcionando, y lo que debe hacer el paciente es puntuar su nivel de malestar mediante la reacción de su cuerpo, no quitarse las gafas. En caso de ser necesario, recordamos que la experiencia puede pararse en cualquier momento de forma segura.

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Pilar Gómez Ruiz
Pilar Gómez Ruiz
Doctoralia

Creemos que lo importante en la vida de las personas es el camino hacia la meta, y no el logro en sí.

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