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Tras la definición y explicación del problema de la depresión en adolescentes en el artículo anterior, ahora vamos a ahondar en una de sus señales más perceptibles: las autolesiones.

La autolesión no suicida (generalmente llamada autolesión), se define como el acto de dañarse deliberadamente el propio cuerpo. Estos daños se pueden producir de diversas maneras: cortes (cutting), quemaduras… Normalmente, no pretende transformarse ni ser un intento de suicidio, si no una forma errónea de enfrentar sentimientos negativos. Así, no se considera una conducta suicida.

¿Y por qué se recurre a la autolesión? A pesar de que en un primer momento la idea nos cause rechazo (y debe ser así, ya que se trata de un comportamiento instintivo), la autolesión puede traer consigo una sensación de calma y liberación de tensión momentáneas. Habitualmente, tras sufrir esta autolesión, aparecen la culpa, la vergüenza, y vuelven también los sentimientos negativos. Este comportamiento, además, conlleva la posibilidad de acciones más agresivas o graves contra uno mismo llegando incluso a ser mortales. Actualmente, según los estudios, puede darse en una frecuencia del 8% al 14% en adolescentes, y más en mujeres que en hombres.

Este tipo de lesiones suelen darse en privado, y se realizan de manera controlada o hasta en forma de rituales, que a menudo, deja patrones específicos sobre la piel. Suelen darse mayoritariamente en brazos, piernas y la parte frontal del torso, pero se consideran autolesiones en cualquier parte del cuerpo. El enfado o la ira puede desatar el impulso de la autolesión, de manera que muchas personas lo hacen unas cuantas veces, y después, se detienen. Si bien sigue siendo preocupante, el peligro principal es que se convierta en un comportamiento repetitivo a largo plazo.

¿Cómo podemos intuir lo que ocurre?

Los signos y síntomas de las autolesiones pueden incluir:

  • Heridas: normalmente, en determinados patrones. Suelen ser cortes, arañazos, hematomas, marcas de mordeduras… También se puede recurrir al frotamiento excesivo de un área para crear una quemadura.
  • Mantener siempre al alcance objetos peligrosos: cuchillos, navajas, tijeras…
  • Utilizar ropa que oculta el cuerpo, incluso cuando la temperatura es alta.
  • Aumento de las lesiones accidentales.
  • Dificultades a la hora de establecer o mantener relaciones interpersonales.
  • Inestabilidad emocional, impulsividad e imprevisibilidad.
  • Declaraciones de frustración, falta de valor, tristeza o desesperanza.
  • Aislamiento social: el adolescente puede mostrarse más callado que de costumbre, o intentar pasar desapercibido en la vida cotidiana.

Hay ciertos factores de riesgo, además, que pueden aumentar la probabilidad de que se produzca el comportamiento autolesivo:

  • Entorno con personas que se autolesionan.
  • Problemas emocionales o de salud mental, y especialmente, la depresión.
  • Abuso de alcohol y/u otras sustancias.

¿Qué autolesiones existen?

  • Cutting: generalmente, cortes o rasguños profundos, realizados con objetos afilados. Este tipo de autolesiones son especialmente peligrosas, ya que cuantas más veces se haya cortado la persona, más necesidad tendrá de hacerlo.
  • Quemaduras: con cerillas o cigarrillos, con agua hirviendo, o con otros objetos calientes.
  • Grabación de palabras y/o símbolos en la piel.
  • Golpearse a sí mismo, sobre todo en la cabeza.
  • Perforación de la piel.
  • Inserción de objetos bajo la piel.
  • Ingesta de elementos venenosos.
  • Dermatilomanía: frenar la cicatrización de las heridas.
  • Tricotilomanía: impulso por arrancarse vello del cuerpo.

Cualquiera de las conductas mencionadas se agrava con el consumo de alcohol y otras sustancias.

En función de la gravedad de las conductas autolesivas, podemos clasificar las autolesiones eh:

  • Comportamientos autolesivos estereotipados: pueden realizarse en cualquier lugar y variar la gravedad de las lesiones.
  • Comportamientos autolesivos mayores: implican algún tipo de amputación. Asociados a psicopatología grave y psicótica.
  • Comportamientos autolesivos compulsivos: repetitivos y ritualizados, se dan múltiples veces al día.
  • Comportamientos autolesivos impulsivos: existencia de preocupación a la hora de autoagredirse. Produce ansiedad y sensación de alivio posteriormente.

Causas de la autolesión

En primer lugar, hay que tener en cuenta que es muy poco probable que las autolesiones se den por una causa única. Normalmente, son el resultado de la combinación de varios factores:

  • Existencia de una depresión.
  • Falta de capacidad para afrontar ciertas situaciones: por ejemplo, a la hora de afrontar el dolor de forma saludable.
  • Dificultad para controlar y/o gestionar las emociones: intentar controlar o reducir el estrés o la angustia; distraerse de emociones negativas; la evasión del sentimiento de vacío; comunicar sentimientos de depresión o ansiedad; autocastigo…
  • Autorechazo: pobre imagen corporal, autoestima baja…

En resumen, en la mayoría de las ocasiones, las autolesiones son fruto de una mala regulación emocional. Ya que los adolescentes todavía se encuentran en una etapa temprana y que, además, es de las más complicadas de la vida, no han aprendido a regular correctamente las emociones y, por tanto, no cuentan con las herramientas o la experiencia necesarias para afrontar los sentimientos negativos.

Cómo actuar ante las autolesiones

Cuando descubrimos este comportamiento negativo en una persona de nuestro entorno, al inicio podemos actuar con sorpresa o temor. Lo primero que hay que hacer es tomar el asunto con seriedad, y establecer una comunicación con el sujeto. En caso de que no responda adecuadamente, debemos obtener ayuda de emergencia, en base a la gravedad de la situación y de las lesiones. Hay que evitar a toda costa los ultimátum, ya que podrían empeorar la conducta del adolescente.

El tratamiento psicológico para esta conducta es, tal y como en la depresión, la psicoterapia, combinada con medicación psiquiátrica. El objetivo principal del tratamiento es identificar el motivo de esta autoagresión y enseñar al adolescente a gestionar correctamente sus emociones y sus problemas.

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Pilar Gómez Ruiz
Pilar Gómez Ruiz
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