La adopción es un acto lleno de amor y compromiso, que lleva a las familias a construir vínculos fuertes y a superar desafíos únicos. Entre ellos, uno de los momentos más cruciales es el proceso de transmitir la verdad sobre el origen adoptivo al hijo o hija, así como la gestión de las emociones y temores que este proceso suscita en los padres. La revelación y comprensión de la adopción es un proceso gradual que requiere sensibilidad, respeto y una comunicación abierta.
La honestidad, indispensable
Ser honesto con los hijos sobre su origen es una parte esencial de cualquier adopción sana. Los estudios indican que aquellos niños que conocen su historia desde temprana edad suelen tener una mayor capacidad para aceptar su identidad y lidiar con las emociones relacionadas con su adopción. La verdad sobre su origen les proporciona una base sólida para construir una identidad auténtica y coherente, al tiempo que les permite desarrollar un sentido de pertenencia en su familia adoptiva.
La honestidad también fomenta la confianza entre padres e hijos. Cuando los padres abordan la adopción de forma abierta y sincera, envían el mensaje de que este tema no es algo secreto ni prohibido. Esto permite que los hijos se sientan en confianza para hacer preguntas y expresar sus dudas o emociones, favoreciendo una relación familiar sólida y cercana.
¿Cuándo deberíamos empezar a hablar de la adopción?
En realidad, hablar de la adopción no es un acto único, es decir, no se realiza una sola vez. Más bien, debería ser un proceso que se va desarrollando progresivamente, en función de la edad, comprensión y situación general del niño.
Sin embargo, sí que distinguimos algunas etapas clave en la vida donde es natural que surjan ciertas preguntas relacionadas con el tema. Vamos a ir investigándolas poco a poco.
Primera infancia
Se produce desde que nacen hasta los 5 años aproximadamente. El niño todavía no tiene claro el concepto de adopción, pero es importante que comencemos a introducir palabras e ideas relacionadas con la misma para normalizarla.
Por ejemplo:
- Hablar sobre su historia previa, recalcando que siempre serán su familia, y matizando que su historia es especial y única, como ellos.
- Introducir frases como “llegaste a nuestras vidas de una manera diferente”, “cuando te conocimos, supimos que eras especial”, sin indagar demasiado en ellas.
La función principal de estas acciones es que el niño relacione su origen con algo positivo y parte de sí mismo, una característica de su persona.
Niñez temprana
Dura desde los 6 hasta los 10 años, y es donde el niño comienza a crecer y aumentar su capacidad de comprensión. Es cuando empiezan a surgir preguntas sobre su origen biológico.
Una vez se inicia este proceso, los padres deben comenzar a explicar lo que significa la adopción, siempre en términos muy sencillos y evitando las connotaciones negativas. Sin embargo, hay que diferenciar “connotaciones negativas” de ser realistas. Al explicarle lo que es la adopción, hay que incluir, aunque siempre de forma muy cuidadosa, el hecho de que sus padres biológicos existían y que, dependiendo de la situación, no pudieron hacerse cargo de él.
Puesto que es un tema especialmente delicado, y que puede generar una serie de problemas en la actitud o la percepción posterior del niño, recomendamos seguir estas pautas:
- Mantén una actitud respetuosa: habla de sus padres biológicos con respeto, evitando términos o comentarios negativos. Explícale que, aunque no pudieron criarlo, sí que fueron una parte importante de su vida.
- Destaca vuestro amor hacia él: recalca que, en su familia actual, es muy querido y su lugar estará ahí para siempre aunque su historia empezara de manera diferente. Del mismo modo, deberías destacar el valor de vuestra decisión como padres adoptivos de adoptarle.
- Evita las suposiciones o juicios: si no cuentas con información o ciertos detalles acerca de sus padres biológicos, evita juzgarles. Es preferible que digas que no sabes algo a dar información que no es cierta o especular.
- Empieza por información básica: cuenta solo los detalles de sus padres biológicos que sepas con seguridad. Por ejemplo, sus nombres, de dónde proceden o alguna característica siempre y cuando sea positiva.
- Explica el motivo de la adopción: si lo conoces, es bueno expresarlo sin emitir juicios. Ten cuidado y usa un lenguaje adaptado a su edad, aunque posteriormente aumentes los detalles.
- Si es posible, puedes mostrarle fotos o recuerdos: si su familia biológica no quiere tener contacto con él, o ya no está disponible, trata de enseñarle imágenes o recuerdos físicos. Esto será un vínculo tangible con su pasado, y puede ayudar a crear cierta conexión consigo mismo al niño. También puedes contarle historias o anécdotas.
- Hazle saber que puede querer a ambas familias: aunque nos resulte duro o doloroso, la familia biológica siempre será una parte de la vida de nuestro hijo. Por eso, debemos apoyarle también en esto y procurar que le quede claro que no pasa nada porque quiera o muestre interés también en su familia biológica.
Además de estos consejos anteriores, hay una cosa que debe quedarle muy clara al niño: sus padres adoptivos le quieren y le querrán pase lo que pase, respetan sus orígenes (sean cuales sean), y él nunca tuvo la culpa de lo que ocurrió (fuese lo que fuese). Es muy posible que sea necesario repetir esta conversación varias veces y que afloren otras dudas, miedos o inseguridades.
También es muy importante estar pendientes de los comportamientos del niño tras estas conversaciones: si le vemos alicaído, con actitudes diferentes, etc. En caso de que cambie su actitud de forma prolongada, puede ser necesario acudir a un profesional para que le ayude a entender y procesar este tipo de información.
Adolescencia
A partir de los 11 años, una vez comienza la pubertad, empieza la que muchos consideran la etapa más desafiante de la crianza. En el caso de los adolescentes que además son adoptados, muchos pasan por procesos críticos en su desarrollo donde se enfrentan a preguntas sobre su identidad y su lugar en el mundo.
En esta fase es crucial que los padres tengan disponibilidad total y una actitud totalmente abierta para hablar de la adopción. Las preguntas que los padres se encontrarán serán más profundas y emocionales que en las etapas anteriores.
Temas comunes a tratar son:
- El motivo de la adopción
- Deseo de conocer y/o saber más acerca de la familia biológica
Otros temas que quizá no aparezcan, pero que también recomendamos abordar de la manera más sincera y clara posible, son:
- Historia de la adopción: no solo el motivo, sino todo el proceso. El cómo se llevó a cabo, cómo llegó a la familia… son detalles con los que puede empatizar siempre que respetes su nivel de comodidad y curiosidad. Es bueno incluir también la razón que nos llevó a nosotros como padres a adoptar.
- Sentimientos y emociones: anima a tu hijo a hablar de sus sentimientos con respecto a la adopción, y recuérdale que todas las emociones son válidas y puede expresarlas con total libertad.
- Mitos y estereotipos sobre la adopción: desmiente las ideas erróneas o mitos que pueda haber escuchado. Es el mejor momento para abordar estigmas y explicarle que la adopción es otra forma de construir una familia, tan válida como las demás.
- Relaciones con otras personas adoptadas: si tienes la posibilidad, puedes ofrecerle ayuda para conectar con otras personas adoptadas. De esta manera podrá compartir su experiencia y sentirse comprendido y apoyado.
- Derecho de identidad y privacidad: sobre todo, respecto a las preguntas indiscretas. Puedes ayudarle a encontrar respuestas que le resulten cómodas en estas situaciones y que se vaya sintiendo seguro al hablar de su historia. Igualmente, es importante recalcar que la decisión de compartirla o no, y cuánto de la misma quiere compartir con cada persona, es decisión únicamente suya y los demás deben respetarla y comprender.
¿Cómo contar la verdad sin miedo?
A pesar de todo, la simple idea de abordar el tema puede ser intimidante y suponer un auténtico reto para muchos padres adoptivos. Por suerte, existen estrategias que pueden aliviar el proceso y hacerlo menos desafiante y más positivo para toda la familia.
Conozcamos algunos enfoques, siempre teniendo en cuenta que debemos ajustarlos a nuestra situación.
- Usar un lenguaje claro, sencillo y positivo: hay que enfocar la adopción como una historia de amor y de construcción de una familia. La utilización de palabras sencillas, evitando términos negativos o confusos ayuda a que los niños comprendan la situación sin miedo.
- Escoger un momento adecuado: el estado emocional y el interés del niño deben estar presentes y equilibrados antes de iniciar una conversación sobre la adopción. Hay que elegir un momento tranquilo y seguro, cuando el niño esté receptivo, para que la conversación fluya de forma natural.
- Respuestas honestas y abiertas: aunque, como decíamos anteriormente, debemos ser respetuosos y cuidadosos, eso no debe implicar mentir ni dar respuestas deshonestas. En la medida de lo posible, tampoco es bueno evitar responder o las respuestas incompletas. En estos casos, es mejor explicarle al niño que no es el momento de responder esa pregunta y que lo abordaremos más adelante. Así, transmitiremos la suficiente confianza como para ser un apoyo si lo necesita.
- Adaptarnos a los ritmos individuales: cada niño tiene su propio ritmo, y es normal que no se sienta preparado para algunas preguntas y respuestas. Debemos respetar su tiempo y necesidades emocionales, observando sus reacciones y ofreciéndole la información que nos pide de forma progresiva.
- Apoyo profesional: si los padres creen que no están abordando de forma correcta el tema, o que les faltan herramientas para hacerlo, siempre pueden recurrir a un profesional para ofrecerles orientación y confianza. Nosotros os podemos ayudar, preguntadnos sin compromiso.
¿Por qué tienen miedo los padres adoptivos?
El miedo es una emoción natural que aparece cuando se va acercando el momento de contar la verdad acerca de la adopción. Pero, ¿tienen base esos temores? Veamos uno a uno los más comunes y cómo gestionarlos.
- Rechazo: uno de los mayores temores de los padres adoptivos es que, cuando le cuenten la verdad al niño, los rechace o sienta que su familia no es real. No obstante, este temor proviene fundamentalmente de la falta de confianza en la fuerza del vínculo que creamos. Para enfrentarlo, lo mejor es trabajar en fortalecer el vínculo con el hijo mediante mejoras en la comunicación y la expresión de apoyo.
- Reacciones: otro de los mayores miedos es el que el niño se sienta triste, enfadado o confuso al conocer la verdad. Y, de hecho, ocurre en la mayoría de las ocasiones, pero son emociones naturales, que forman parte de un proceso de aceptación por el que todas las personas pasamos en algún momento de nuestras vidas. En lugar de intentar evitar o reprimir estas emociones, los padres tienen que acompañar al niño mientras pasa por ellas, y ofrecerle un espacio seguro para vivirlas y expresarse.
- Inseguridad: la falta de certezas al iniciar la conversación, qué palabras usar, qué contar exactamente… Se trata de un tema complicado y delicado, que hace que los padres vayan posponiendo la conversación a pesar de que sepan que es necesaria. En este caso es en el que más ayudará el apoyo o la consulta a profesionales. Como en un discurso, la única manera de enfrentar la inseguridad es la preparación, la práctica y la calma.
- Comparaciones: algunos padres temen que, al contarles la historia de su origen, su hijo idealice a sus padres biológicos y ellos queden relegados a un segundo plano. Aquí es muy importante recalcar que el amor no se basa en la genérica, sino en la construcción de vínculos y relaciones. El mantener siempre el respeto hacia su familia biológica, ayudarle a saber más o acompañarle a conocerlos hará que el niño se sienta seguro y valore “lo que tiene en casa”.
¿Y si el niño no acepta la adopción?
Al igual que surgen miedos en los padres, el niño también puede generar rechazo al entender la historia de su origen. Este proceso, siempre presente en una medida u otra, lleva tiempo y varía en cada niño. Los padres deben desempeñar un papel fundamental si esto ocurre, creando un ambiente seguro para el niño, donde se sienta cómodo y apoyado.
Algunos consejos para ayudarle a aceptar sus orígenes son:
- Hacerle saber que está bien hacer preguntas: así, el niño se siente valorado y respetado, sintiéndose más libre para hablar y conocer su historia y aceptar su identidad poco a poco.
- Validar sus emociones: a pesar de que sean emociones “negativas” (ya sabemos que las emociones negativas como tal no existen, os lo contamos en este artículo), siempre hay que permitir que el niño se exprese y hacerle sentir que no está solo y que le entendemos.
- Fomentar la identidad positiva: el objetivo es pasar de “no quiero ser adoptado” a “sí, soy adoptado y eso me hace especial”, por supuesto, en grandes rasgos. Intentaremos que se sienta orgulloso de su historia, de su origen y que lo vea como una parte valiosa de quién es.
- Centrarse en el amor incondicional: hay que recalcar en todo momento que su familia adoptiva va a estar ahí con él y le va querer, no importa en qué circunstancias.
- Mantener un canal de comunicación abierta: las conversaciones acerca de la adopción se repetirán más de una vez. Y deben ser aceptadas no importa cuándo ni cómo. Esta conversación continua facilitará que el niño procese poco a poco su historia y desarrolle su identidad.
Si crees que necesitas ayuda para hablar de la adopción con tu hij@, nosotros podemos ayudarte. Contacta con nosotros sin compromiso.
*Este artículo utiliza pronombres y géneros masculinos (niño, hijo, etc) para facilitar su lectura. Estos pronombres y géneros son aplicables a todos los géneros existentes.
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