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A día de hoy, todavía (y por desgracia) vemos casos de acoso psicológico, especialmente en dos ámbitos: entre jóvenes, y en parejas y familias. También podríamos hablar del bullying, pero ya os hemos contado todo lo que necesitáis saber de él en nuestro blog.

Generalmente, el acoso psicológico comienza por “bromas”, pero termina en algo muy serio. La víctima, al principio, no suele saber cómo reaccionar, ya que se encuentra confundida: en este tipo de acoso, los mensajes son subliminales y no directos. La segunda fase por la que pasa la víctima es la de culpabilizarse, asumiendo que si su agresor está acosándola, debe tener algún motivo para ello. En este proceso, el acoso se intensifica gradualmente. Una vez la víctima trata de pedir ayuda, o estalla (quizá mediante ira o lloros), el agresor aprovecha la situación para hacerse con aliados en su entorno, con el propósito de aislarla. Al final, la víctima termina por sentirse desamparada. mientras el acosador continúa ejerciendo sus mismos comportamientos.

¿Qué es el acoso psicológico?

Por definición, el acoso psicológico es un conjunto de conductas de abuso, que además son intencionadas. Estas conductas pueden ocurrir en forma de actos, palabras, escritos o incluso gestos. Su objetivo es dañar la identidad, dignidad o integridad psicológica de una persona.

El acoso psicológico puede aparecer en cualquier relación entre dos o más personas, y puede ser ejercido por una o varias de ellas. Sin embargo, es muy fácil que no se le dé importancia o que pase desapercibido para todo aquel que no es víctima del mismo, ya que es mucho menos visible que el daño físico.

¿Cómo se produce este acoso?

Existen un sinfín de maneras de acosar a la víctima, pero quizá las más recurridas sean:

  • Descalificaciones y desacreditaciones, en especial mediante mensajes no verbales.
  • Rechazo de la comunicación directa con la víctima, con el fin de que el conflicto no pueda ser solucionado, y así, la víctima se sienta culpable.
  • Aislamiento de la víctima, ignorarla o “hacerle el vacío”.
  • Burlarse de sus inseguridades o “puntos débiles”, ideas, convicciones, etc.
  • Ridiculizar a la víctima en público, o realizar alusiones inciertas o desagradables.

¿Cómo sé si estoy sufriendo acoso?

Es muy probable que, sobre todo al principio, sea difícil dilucidar si alguien te está acosando psicológicamente o si simplemente tiene un tipo de personalidad más bien burlona, y tú podrías estar exagerando (lo cual, a su vez, ya implica cierto grado de acoso).

Para ayudarte, hay una serie de señales de la persona agresora que indican que este acoso se está produciendo:

  • Señala constantemente tus defectos y te desprecia. También silencia o ignora tu opinión.
  • Te humilla, ya sea públicamente, a través de redes sociales, en el trabajo o clases…
  • Este tipo de comentarios y actos te causan malestar, y además, te bajan la autoestima.
  • Te acusan por cosas de las que no eres culpable, a veces incluso llegando a ser plenamente conscientes de que no lo eres.
  • Su comportamiento no es igual de forma constante. A veces el agresor puede ser cariñoso y agradable, contigo o con otras personas.
  • Te trata diferente al resto: con esto, nos referimos a que procura aislarte o volver a la gente en tu contra.
  • Utiliza constantemente las burlas, sarcasmo e ironías a la hora de tratar contigo.
  • Todos sus comportamientos son constantes, no puntuales. Es probable que lleves tiempo pensando en si te está acosando o no.
  • Puede llegar a usar chantajes. “Si haces esto, atente a las consecuencias”, “Si no vienes esta vez, no te llamaremos después”, “Si te vas de viaje, seguro que a tu padre le ocurre algo y no estás”.

Consecuencias del acoso psicológico

Hay dos principales vertientes de consecuencias a raíz del acoso psicológico: una de ellas conforma los trastornos físicos, y la otra, los problemas emocionales.

Entre los trastornos físicos podemos encontrarnos principalmente con el estrés continuo que sufre la víctima. El estrés funciona a largo plazo, y puede llegar a provocar trastornos psicosomáticos, tales como migrañas, problemas en el sistema digestivo o problemas musculares.

A la hora de hablar de los problemas psicológicos y/o emocionales, hemos de enfocarnos en la depresión sin lugar a dudas. Sin embargo, también destacamos la pérdida de autoestima y los trastornos de ansiedad, e incluso las crisis de pánico. Otro trastorno del que podríamos hablar sería el Trastorno por Estrés Postraumático, por ejemplo.

También es común que la víctima intente recurrir a soluciones conflictivas en pos de aliviar su sufrimiento. Por ejemplo, el consumo de sustancias adictivas (no únicamente drogas, sino medicamentos como los ansiolíticos), o las conductas compulsivas, como el juego o las compras.

¿Cómo actuar contra el acoso psicológico?

El modo de actuación siempre dependerá de si eres la víctima o un tercero. Una clave indispensable es nunca ser pasivo en este proceso. Así, podemos recurrir a una serie de estrategias para prevenir el acoso en cualquier posición:

  • Comunicación directa: siempre que existan ambigüedades, es probable que se desencadene una situación de acoso. Si evitamos las insinuaciones y los “malos entendidos”, podremos prevenir el posterior agravamiento de los mismos.
  • Trato respetuoso, tanto verbal como no verbal: es prioritario zanjar cuanto antes los tratos que no consideramos adecuados, tales como insultos y humillaciones.
  • Autoestima: es muy importante que no dudemos de nosotros mismos, ni siquiera cuando el acosador intenta que lo hagamos. También es esencial no temer al posible conflicto que se desencadene, procurando dejar a un lado, por supuesto, cualquier tipo de violencia. De la misma manera, debemos abandonar esa falsa culpabilidad que nos inculca el agresor.
  • Firmeza y asertividad: el uso de expresiones muy claras, sin temer las reacciones del agresor, puede ayudar a la hora de lidiar con él.
  • No aislarse: a pesar de que el acosador intente hacerlo, no debemos permitirlo bajo ningún concepto. Recuerda que puedes defenderte, y que su objetivo es precisamente lograr que te aísles.

En última instancia, si somos víctimas o presenciamos algún tipo de agresión violenta, o una agresión continuada, lo mejor es denunciar ante los órganos competentes.

Gaslighting o “luz de gas”: la sutilidad del acoso

Una estrategia de acoso psicológico que merece un punto aparte, y que se oye cada vez más recientemente, es el gaslighting o “luz de gas”.

El gaslighting se basa en que la víctima piense que su criterio no es válido. “Estás loc@”, “Eso no ha pasado”, “Es que eres demasiado sensible”, “Seguro que estás exagerando”… Son frases que a todos nos suenan, y que pueden ayudarnos a distinguir a un acosador a tiempo.

Este tipo de abuso emocional procura manipular a la víctima para que dude de su juicio o memoria, incluso cuando hay pruebas que demuestran lo contrario. Es habitual en relaciones tóxicas, no solo de pareja, sino también con amigos y familiares.

En casos extremos, la víctima llega a asumir que tiene un trastorno psicológico que le impide ver con claridad las situaciones o comprenderlas adecuadamente.

Señales del gaslighting

La psicóloga Robin Stern nos proporciona algunas señales para reconocer si podemos estar sufriendo gaslighting:

  • Te ves cuestionándote tus ideas y acciones de forma constante.
  • Te preguntas si estás exagerando o si eres muy sensible. También si podrías tener algún tipo de problema psicológico.
  • Te disculpas constantemente, incluso por cosas que no tienes claro que hayas hecho.
  • Te culpas por no ser feliz, cuando aparentemente, en tu vida solo ocurren cosas buenas.
  • Ocultas información para no tener que explicar o excusarte ante ciertas personas.
  • A veces, puedes llegar a mentir para evitar lidiar con las acusaciones.
  • Te cuesta mucho tomar decisiones.
  • Tu autoestima comienza a disminuir, llegando a sentir que no haces nada bien.
  • Te preguntas si eres lo suficientemente bueno para tu entorno.
  • Notas un distanciamiento con tu entorno cercano, llegando a no confiar en ellos.

¿Cómo evitar el gaslighting?

En este caso, hay una serie de pautas concretas que pueden resultar útiles para actuar ante este tipo de acoso psicológico:

  • Confiar en tu intuición: puedes examinar qué es lo que no cuadra, y analizarlo a fondo.
  • Evitar buscar la aprobación: una buena manera es dar por finalizada una conversación en lugar de tratar de convencer a la otra persona de algo.
  • Recuerda que tus pensamientos son tuyos: no hay “emociones malas”, y no debes disculparte por sentir ninguna.
  • Mantén los límites: procura hacer saber cuál es tu límite y qué consecuencias conlleva el traspasarlo.
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Pilar Gómez Ruiz
Pilar Gómez Ruiz
Doctoralia

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